Con el vestido de tu cuerpo desnudo me he hecho unas cortinas para no ver este mundo, y es tan absurdo este frágil suburbio que me siento como un niño frente a un antidisturbios, con el alma casi rota por este constante crimen, cómo me exprime el no poder sentirte.
Malditos los humanos que asustaron a este cisne, ahora me siento sola y compongo mejor triste, menudo chiste fue perderte en el horizonte, ten cuidado con mi corazón por si se rompe. Y yo en las madrugadas más suicidas haciendo el Harakiri con alcohol en mi barriga y el desamor cobrándome intereses, como si pudiera repartir mi amor a esos burgueses.
Jodida dopamina que desprendo al verte, a este paso acabarán por declararte ilegal. Estoy bailando medio muerta con la suerte de perderte, pues eres la peor droga fabricada en la ciudad. Ya no me arropan sueños ni ilusiones, ahora duermo desnuda, esperando que algún día me perdones; no sabes lo que cuesta encontrar a alguien diferente entre tantos jodidos clones.
Ya no busco soluciones para estos problemas, pues ya son tantos que pienso coleccionarlos. Busco momentos de sonrisas semieternas contigo, para que almenos consiga olvidarlos. Cómo no volverse loco en esta cloaca: a falta de poesía esto sería la resaca de un millón de findes con vodka barato, bebiendo todo el tiempo para olvidarte solo un rato.
"Adiós" dijiste, pensando en un "hasta pronto", y otra tonta que se fue buscando lógica, como si no fuese una necesidad biológica el estar contigo. Cómo me exprime el no poder sentirte, y no poder amarte a oscuras en la séptima fila del cine.
Día Sexto.