sábado, 18 de febrero de 2012

Dosis de realidad.

En la época victoriana, no se podían mencionar los pantalones en presencia de una señorita. Hoy por hoy, no queda bien decir ciertas cosas en presencia de la opinión pública: el capitalismo luce el nombre artístico de economía de mercado, el imperialismo se llama globalización, las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo, que es como llamar niños a los enanos. El oportunismo se llama pragmatismo, la traición se llama realismo, los pobres se llaman carentes, carenciados o personas de escasos recursos, la expulsión de los niños pobres por el sistema educativo se conoce bajo el nombre de deserción escolar, el derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni explicación se llama flexibilización del mercado laboral; el lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres, entre los derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad fuese mayoría. En lugar de dictadura militar, se dice proceso. Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas y psicológicas; y cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos.

Y no podría ser más cierto.

He vuelto :)

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