"Todos cometemos errores", me decía. Claro, y por eso se supone que soy humana. Dudo que tú lo seas (pero ese es otro asunto). Igual yo tampoco lo soy. Bueno, el caso. A lo largo de mis 19 años he ido descubriendo poco a poco la clase de gente a la que tengo la desgracia de enfrentarme día a día. Gente a la que no entiendes, gente que se piensa que tiene poder sobre ti o gente que sabe bien cómo hacerte sentir un ser insignificante, porque sabe cómo hacerte daño. Realmente no lo entiendo. Piensas que les conoces, piensas que al fin y al cabo siempre habrá alguien que esté ahi para apoyarte cuando tengas un mal día, que entienda tus cambios de humor, que esté disponible a horas indecentes, alguien en quien confiar. Bueno, dejadme que exponga mi opinión: ese alguien no existe. Y si existe, está muy lejos de ser encontrado. Pero mucho. Total, que como ya sabemos todos, estamos y estaremos solos. Y no puedes esperar nada de nadie. Lo más triste de todo esto es que llegue un día en que te das cuenta de que te estás volviendo como ellos... Qué coño, ser buena persona no sirve de nada. Claro que, con un simple "todos cometemos errores", pues se arregla.
Claro que sí.
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