Llega un momento de tu vida en el que suceden demasiadas cosas a la vez, y todas se amontonan, sin avisar. Todo lo que siempre habías querido por encima de todo, de repente, ahí está. Ya lo tienes, después de tanto esfuerzo, ya lo tienes. Entonces sientes algo extraño porque, entre todo ese mar de satisfacción y felicidad, sigues teniendo esa sensación de vacío. Te falta algo. Llevabas mucho tiempo pensando que serías feliz consiguiendo todo aquello, y mucho tiempo esforzándote para hacerlo, pensabas que eso era el final. Y ahora te das cuenta de que no es el final, porque sigue faltando algo: has conseguido todo lo que querías, pero no lo que necesitabas.

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