viernes, 12 de octubre de 2012

Goodbye Smile.

Hoy las migrañas han decidido atacarme durante todo el día y, probablemente, hasta la hora de dormir, y hoy he decidido que voy a permitirme estar triste, voy a permitirme recordar esas noches, esas noches de invierno en las que me moría de dolor de cabeza, un dolor igual al de hoy, y tú no me dejabas dormir, pero hablábamos hasta las tres de la mañana y me daba igual despertarme a las siete del día siguiente con los ojos hinchados de no dormir, me daba igual porque al despertarme te recordaba y sonreía. Luego me asomaba a la ventana y observaba el día lluvioso, frío, lúgubre, y sonreía. Salía a la calle con unas ojeras horribles pintadas en la cara, y presumiendo de sonrisa.

Ya no hablamos. Ya no sé nada de ti, ni tú de mi. La tinta de nuestra novela rosa se tiñó del color del agua. Qué bien duermo ahora. Por las mañanas, cuando salgo a la calle para ir a clase ya no tengo esas horribles ojeras, voy guapísima. Pero ya no puedo presumir de sonrisa.




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